No te enojes...
Todos nos equivocamos, pero la diferencia está en qué
hacemos para remediar nuestros errores y en cómo los usamos para prevenir los
que vendrán en el futuro. Revertir un error puede ponerse muy cuesta arriba,
sobre todo si se trata de uno como el de éste ejemplo. Pero como siempre apelamos a la buena
predisposición de todas las partes, confiamos plenamente que siempre se pueden
limar asperezas y mediar en una resolución razonable. Aunque el o la damnificada
en este caso, tiene preferencia a la hora de convenir una resolución para apaciguar
las aguas y volver a un manto de tranquilidad, aunque sea por un tiempo.
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