Sinceridad ante todo.
En estos tiempos que corren, parece no valorarse la
honestidad ni a la persona que la pone en práctica. Esto es algo a corregir, ya
que no sólo está desvalorado el hecho de ser sincero, sino que para peor, se
suele premiar incorrectamente a los que usan la falsedad y la mentira como
modus operandi. Esto es una clara muestra de la pérdida de valores que vivimos
hoy en día. Desde acá siempre tratamos de aportar y resaltar la puesta en
práctica de los viejos valores noéticos que no deben perderse en este presente
superficial y engañoso.
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