La cruda realidad.
Si pudiéramos saber lo que los demás piensan, como queda expuesto en esta ilustración a modo de ejemplo, la parcialidad femenina saldría muy mal parada. Ya que la cruda realidad es irrefutable, por el otro lado tenemos toda la mesura y racionalidad de la parcialidad masculina. Son diferencias que no podemos pasar por inadvertidas, son señales y actitudes que caracterizan a mujeres y hombres.
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